Bilbao, Palacio Euskalduna, Stagione lirica 2013-2014
“I PURITANI”
Melodramma serio in tre parti, su libretto di Carlo Pepoli dal dramma storico Têtes rondes et Cavalier di Jacques-Arsène-Francois-Polycarpe e Boniface-Xavier Saintine.
Musica di Vincenzo Bellini
Elvira ELENA MOSUC
Lord Arturo Talbo CELSO ALBELO
Sir Riccardo Forth GABRIELE VIVIANI
Sir Giorgio Valton SIMÓN ORFILA
Enrichetta di Francia GIOVANNA LANZA
Lord Gualtiero Valton FERNANDO LATORRE
Sir Bruno Roberton ALBERTO NÚÑEZ
Coro de Ópera de Bilbao
Orchestra Sinfonica de Navarra
Direttore José Miguel Pérez Sierra
Maestro del Coro Boris Dujin
Regia Alfonso Romero
Scene Corina Krisztan
Costumi Anselmo Gervoles
Luci Eduardo Bravo
Allestimento Amigos de la Ópera de A Coruña
Bilbao, 5 Abril 2014
Con el recuerdo aún presente del reciente fallecimiento del alcalde de la Villa de Bilbao, Iñaki Azkuna, uno de los apoyos importantes de las Temporadas líricas de los Amigos bilbaínos de la ópera (ABAO-ALBE) en los últimos quince años, levantó el telón el coliseo bilbaíno para acoger el estreno del título belliniano tan ansiosamente esperado. Y el entusiasmo no se hizo desear. Pocas veces podemos sumergirnos en el bel canto con la calidez, la elegancia, y la emoción que gracias a la soprano Elena Mosuc pudimos disfrutar en el estreno en Bilbao de la belcantista ópera de Bellini, I Puritani. La elegida inicialmente fue la soprano Aleksandra Kurzak, pero el pasado mes de marzo canceló por motivos personales. Mosuc, fue un verdadero regalo para los sentidos. Su canto dúctil, flexible, sus filados y su elegancia la colocan en lo más alto del pódium dentro de la ejecución de este repertorio. Junto a ella, el tenor Celso Albelo, no quedó atrás, no defraudó, pero a pesar de su seguridad en el agudo, no consiguió mantener una línea estilizada de canto tal y como requiere el estilo. El que mantuvo un nivel por debajo de la pareja protagonista fue el barítono Gabriele Viviani, en el papel de Sir Riccardo Forth, cuyo debut en ABAO-OLBE no fue el esperado. Su voz no salía, no se proyectaba, quedaba ahogada y descolocada y, a pesar de que evolucionó a lo largo de la representación no llegó a alcanzar el nivel vocal requerido. El bajo Simón Orfila encarnando a Sir Giorgio Valton aportó calidad prácticamente durante toda la noche, aunque al final de ella, su emisión resultó más abierta y menos adecuada al estilo. Giovanna Lanza cumplió discretamente su cometido y no cayeron en saco roto los aportes del experimentado Fernando Latorre como Lord Gualtiero Valton y el joven tenor Alberto Núñez que interpretó a Sir Bruno Roberton. El Coro de Ópera de Bilbao se mantuvo al buen nivel al que nos tiene acostumbrados y la Orquesta Sinfónica de Navarra tuvo que obedecer las órdenes de un José Miguel Pérez Sierra que no consiguió ni encontrar el tempo giusto ni la intensidad adecuada. A pesar de ello, el ritmo no decayó y el éxito fue total. En cuanto a la puesta en escena, Alfonso Romero la situó en la Primera Guerra Mundial, con una escenografía sencilla y adecuada, excepto por algunos elementos de dudosa practicidad, como la escalera a la que se encarama una y otra vez Elvira, sin ningún objetivo aparente. En cambio, no estuvo acompañada de una dirección escénica que moviera a los integrantes, dando lugar a un estatismo excesivo y chocante con el ambiente bélico en el que se desarrollan los acontecimientos e incluso con la trama amorosa y política, dando como resultado una velada que se convirtió en un recital adornado con escenografía. Resultó desconcertante el vestuario femenino, sobre todo el de Enrichetta di Francia y el de Elvira en el acto III pero, para compensar, ayudó bastante el diseño de iluminación. Los aplausos y ovaciones llenaron el gran Palacio Euskalduna al final de la representación. Fotos E.Moreno Esquibel