Luego de su debut mexicano, el 1 de febrero, en el Festival Alfonso Ortiz Tirado, en Álamos, Sonora, la reconocida mezzosoprano norteamericana Joyce DiDonato (Kansas, 1969) se presentó el día 4 del mismo mes en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, con un recital en el que reinó la musicalidad, la emoción y el refinamiento interpretativo. Expresamente contenta por el recibimiento que los aficionados le dieron en México a través de las redes sociales, le mezzosoprano conquistó a los presentes desde que salió al escenario para ofrecer el ciclo de “Canciones clásicas españolas” de Fernando Obradors, que si bien podría ser discutido en cuanto a dicción, con delicia apabulló ya en las primeras notas por una voz manejada con técnica depurada, de clara y precisa emisión.
A partir de esos primeros lances vocales, también se mostró al público un particular acompañamiento al piano de David Zobel, quien brilló por su sobriedad y elegancia, tanto como el carisma y la simpatía de DiDonato. La cantante habría de explicar cada una de las secciones del programa, no sin gracia y una personalidad cálida, comunicativa.
Esa comunicación artística de la mezzosoprano continuó con “Assisa a piè d’un salice” del Otello de Giachino Rossini, así como con “Voi che sapete” y “Deh vieni non tardar”, arias de Le nozze di Figaro de Wolfgang Amadeus Mozart, que fueron preámbulo para uno de los momentos más notables del recital: la interpretación de “Una voce poco fa” de Il barbiere di Siviglia rossiniano, en la que del lirismo matizado, íntimo, pasó a la demostración virtuosa de sus chispeantes y alegres coloraturas, de lucidora cadenza personal. La bravura de las agilidades y la ornamentación barroca, marcadas con exactitud de primer nivel, siguió luego del intermedio con las arias “Morte col fiero aspetto” de Antonio e Cleopatra de Johann Adolph Hasse “Piangerò la sorte mia” del Giulio Cesare de Georg Friedrich Händel. El buen gusto de Joyce DiDonato fulguró nuevamente, no sólo en el canto, sino también en la agrupación temática del programa y en su desarrollo.
La velada, en la que conmovió a los asistentes con la misma naturalidad con la que les hizo reír con sus speechs, llegó al final con el ciclo de canciones “Venecia” del venezolano-francés-alemán Reynaldo Hahn. La presentación tuvo como corolario, además de un emotivo “Happy Birthday” para el pianista David Zobel, a cuyo canto se unió el público desde sus butacas, la “Canción al árbol del olvido” del argentino Alberto Ginastera y el aria de La Cenerentola de Rossini “Nacqui all’affanno… Non più mesta” que hizo estallar de gozo a algunos asistentes como agitado champagne. Un debut de Joyce DiDonato extraordinario. Luminoso. Sin vanos aspavientos. La cantante expresó que desea regresar en otras ocasiones. Los aficionados también esperarán ese regreso con entusiasmo. Fotos JVL / Conaculta